Domingo, 3:45 de la tarde. Toda la familia se reúne en casa de la abuela. Comparten y se toman unas cervezas entre la galería y la calzada. Una salsa de Marc Anthony se mezcla con el golpeteo de la fichas de dominó, mientras suena un celular y mi tío Frank responde. A lo lejos, dos individuos se acercan en una motocicleta. Uno de ellos se desmonta pistola en mano, el otro sigue conduciendo lentamente. En un sector aparentemente “tranquilo” nadie se percata del individuo que se acerca. En un abrir y cerrar de ojos mi tío Frank tiene el cañón una pistola en el mismo medio de la frente.
- ¡Dame el celulal! Le grita el delincuente. Mi tío Frank, que se cree más guapo que todos los hombres, forcejea y retrocede renuente a entregar el aparato.
- Dale el maldito celulal; tu no te ve que tiguere puede dalte un tiro. Interviene el cuñado a escasos dos metros del asaltante. Mi tío se lo entrega.
- Tú también pásame el guillo.
- Ok ta bien - Contesta el cuñado.
El delincuente le arrebata el guillo rompiéndolo antes de este se lo quitara para entregárselo. Con la prenda y el celular en las manos sale corriendo al encuetro del compañero que retornaba en la motocicleta para recogerlo.
Antes de abordar la motocicleta el delincuente realizó varios disparos al aire para amedrentar el grupo que estaba reunido, aunque no logro su objetivo porque ya todos o al menos la gran mayoría se encontraban estupefactos con el hecho excepto el cuñado. El mismo que aconsejó a mi tío que entregara el celular y que se dispuso a entregar su guillo con toda la calma antes de que el delincuente se lo arrebatara. . El cuñado estaba armado. Espero a que los delincuentes estuvieran a una distancia prudente, saco su arma que llevaba en la cintura, le quitó el seguro y comenzó a disparar. Al segundo disparo alcanzó al delincuente que iba en la parte trasera de la motocicleta, éste cae herido, se reincorpora y sale huyendo después de dejado por su acompañante motociclista.
Del grupo que estaba reunido salen a perseguirlos cuatro hombres, incluyendo a mi tío y al cuñado. Iban por toda la calle vociferando: “Un Ladrón, agarrenlo”. Varios hombres mas que se encontraban en el colmadón de la esquina próxima se unieron a la persecución. Al verse perseguido el delincuente vuelve a disparar, esta vez hacia sus perseguidores y una de las balas alcanza en la pierna derecha a una señora del barrio que estaba al frente de su casa y había salido por el alboroto que se había armado.
En poco más de tres minutos una turba perseguía al delincuente. Al llegar a la avenida Las Americas el delincuente cruza sin tomar muchas precauciones, salvando cuatro peligrosos carriles que incluyen los dos carriles centrales de la entrada del túnel. Todo esto pasa en cuestión de segundos ante la mirada atónita de varios transeúntes. Al cruzar la avenida el delincuente herido y agotado entra al hospital Darío Contreras por la calle que da directo a emergencias. El Delincuente no buscaba ser atendido sino huir de sus perseguidores, por lo que no se detuvo y siguió hacia el patio del hospital donde se encontró cara a cara con dos policías que estaban de turno en el Hospital.
Los policías se percataron rápido de la situación cuando vieron a un hombre herido, sangrando y corriendo con un arma en la mano, al mismo tiempo que un grupo de hombres entraban gritando al recinto del hospital por la misma calle de acceso.
Antes de que el delincuente intentase levantar el arma, ambos policías dispararon. Solo dos disparos bastaron para terminar con su vida. Un disparo en la cabeza y uno en el pecho. A pocos metros una multitud de curiosos se comienza aglomerar. Pacientes, visitantes de pacientes, un vendedor de skimice, un par de enfermero con bata verde y los mismo que venían persiguiendolo se aglomeraron alrededor. En este punto los perseguidores mas involucrados deciden regresar a sabiendas que la policía pudiera comenzar a detener a los perseguidores para investigar el suceso.
Al final cuando retornaban a casa mi tío Frank recuerda que su celular lo tiene el delincuente muerto y se devuelve a buscarlo, tremendo error. Lo apresaron para investigación y duró un día preso. Al día siguiente regresó a la casa con la misma ropa, sin bañarse y sin celular.
- ¡Dame el celulal! Le grita el delincuente. Mi tío Frank, que se cree más guapo que todos los hombres, forcejea y retrocede renuente a entregar el aparato.
- Dale el maldito celulal; tu no te ve que tiguere puede dalte un tiro. Interviene el cuñado a escasos dos metros del asaltante. Mi tío se lo entrega.
- Tú también pásame el guillo.
- Ok ta bien - Contesta el cuñado.
El delincuente le arrebata el guillo rompiéndolo antes de este se lo quitara para entregárselo. Con la prenda y el celular en las manos sale corriendo al encuetro del compañero que retornaba en la motocicleta para recogerlo.
Antes de abordar la motocicleta el delincuente realizó varios disparos al aire para amedrentar el grupo que estaba reunido, aunque no logro su objetivo porque ya todos o al menos la gran mayoría se encontraban estupefactos con el hecho excepto el cuñado. El mismo que aconsejó a mi tío que entregara el celular y que se dispuso a entregar su guillo con toda la calma antes de que el delincuente se lo arrebatara. . El cuñado estaba armado. Espero a que los delincuentes estuvieran a una distancia prudente, saco su arma que llevaba en la cintura, le quitó el seguro y comenzó a disparar. Al segundo disparo alcanzó al delincuente que iba en la parte trasera de la motocicleta, éste cae herido, se reincorpora y sale huyendo después de dejado por su acompañante motociclista.
Del grupo que estaba reunido salen a perseguirlos cuatro hombres, incluyendo a mi tío y al cuñado. Iban por toda la calle vociferando: “Un Ladrón, agarrenlo”. Varios hombres mas que se encontraban en el colmadón de la esquina próxima se unieron a la persecución. Al verse perseguido el delincuente vuelve a disparar, esta vez hacia sus perseguidores y una de las balas alcanza en la pierna derecha a una señora del barrio que estaba al frente de su casa y había salido por el alboroto que se había armado.
En poco más de tres minutos una turba perseguía al delincuente. Al llegar a la avenida Las Americas el delincuente cruza sin tomar muchas precauciones, salvando cuatro peligrosos carriles que incluyen los dos carriles centrales de la entrada del túnel. Todo esto pasa en cuestión de segundos ante la mirada atónita de varios transeúntes. Al cruzar la avenida el delincuente herido y agotado entra al hospital Darío Contreras por la calle que da directo a emergencias. El Delincuente no buscaba ser atendido sino huir de sus perseguidores, por lo que no se detuvo y siguió hacia el patio del hospital donde se encontró cara a cara con dos policías que estaban de turno en el Hospital.
Los policías se percataron rápido de la situación cuando vieron a un hombre herido, sangrando y corriendo con un arma en la mano, al mismo tiempo que un grupo de hombres entraban gritando al recinto del hospital por la misma calle de acceso.
Antes de que el delincuente intentase levantar el arma, ambos policías dispararon. Solo dos disparos bastaron para terminar con su vida. Un disparo en la cabeza y uno en el pecho. A pocos metros una multitud de curiosos se comienza aglomerar. Pacientes, visitantes de pacientes, un vendedor de skimice, un par de enfermero con bata verde y los mismo que venían persiguiendolo se aglomeraron alrededor. En este punto los perseguidores mas involucrados deciden regresar a sabiendas que la policía pudiera comenzar a detener a los perseguidores para investigar el suceso.
Al final cuando retornaban a casa mi tío Frank recuerda que su celular lo tiene el delincuente muerto y se devuelve a buscarlo, tremendo error. Lo apresaron para investigación y duró un día preso. Al día siguiente regresó a la casa con la misma ropa, sin bañarse y sin celular.
1 comentario:
Diaaaaaaache que bochinche!
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